BODEGA 1900 | El Barri Adrià

jueves, 15 de octubre de 2015

La Vermutería de Albert Adrià



Hoy toca un post de esos que me hacen especial ilusión.

Como buena seguidora de la cocina creativa y sobre todo de la Factoría Adrià que tan magníficos locales nos está dando en la zona de Paral.lel, no puedo estar más contenta de haber visitado por fin La Bodega 1900, uno de sus últimos proyectos (2013) y seguramente el más canalla.

En honor a una de nuestras tradiciones recuperadas, esta Bodega ubicada en un edificio construido en 1900 hace honor al maravilloso momento de salir a hacer el vermú.

Con el estrellado Albert Adrià de comandante, nos transportaremos al siglo pasado gracias a su decoración tradicional rememorando las antiguas tabernas.

Suelos de baldosa, mesas de mármol, sillas antiguas y paredes llenas de cuadros en escasos 100 metros de espacio nos ayudarán a ponernos en situación.

No faltarán los detalles que marcan la diferencia como los sifones de antaño, los tomates "de verdad" y el producto de primerísima calidad elegido en temporada para ofrecernos lo mejor en cada estación del año. 
Ofertas gastronómicas efímeras que se suman a su (reducida) carta, basada principalmente en las salazones, escabeches, conservas, encurtidos, embutidos de primera y algunos platillos calientes elaborados en cocina al carbón.

Pero no te eches las manos a la cabeza porque esto no es una bodega cualquiera, tiene el sello mágico e indiscutible de la casa. 

Prometo que cada bocado habrá merecido la pena. Are you ready?








Nos pudo el ansia viva así y llegamos en el primer turno cuando todavía no estaban abiertas sus puertas.
Esperamos pacientemente aunque con algo de nerviosismo por la emoción y la primera sorpresa fue la rigurosa bienvenida de los uniformados camareros formando una fila perfecta para saludarnos.

Algo se cocía en el ambiente, esto promete.

Mientras nos decidimos entre los manjares del día, la carta y las sugerencias del camarero, ahogamos nuestra sed en un Vermuth Copage (no faltaba más) y una caña de Estrella bien tirada.



Empieza el show!

Aunque en un primer momento no íbamos a pedirlas (porque habíamos comido unas similares en Tickets) finalmente no pudimos resistirnos a una de las creaciones más populares del sello Adrià, las Aceitunas Gordal con toque de piparra.

Aparentemente unas aceitunas y en realidad unas esferificaciones maravillosas que no podéis dejar de probar.

La experiencia máxima se vive en boca cuando explotan para liberar todo su sabor. Magníficas.



De las tapas del día nos decantamos por los Camarones Fritos.

Minúsculos camarones para comer con las manos. Perfectamente fritos, sin excesos de aceite, con todo el sabor a mar y una pizca de sal. Un pica pica de lo más goloso y divertido.



Continuamos con la Pulga de cangrejo acompañada de salsa de aguacate y salmorejo.

Una pequeña rebanada de pan crujiente muy rica, aunque lo cierto es que de todo lo que probamos quizás fue lo que menos nos impactó por ser menos espectacular. No obstante, también es recomendable.



Por primera vez en mi vida, tiramos la casa por la ventana para probar el famosísimo Jamón 5 años Joselito.

Soy muy aficionada al jamón ibérico acompañado de coca de cristal con tomate, pero suelo conformarme con el que comemos en casa y compramos en Andreu, unas virutas excelentes a un precio bastante razonable por cierto.

Pero reconozco que esta tapa de 40 gr. cortada a mano tan fino como el papel de forma magistral es de pura lágrima, para llorar vaya...pero de lo bueno que está. Merece la pena catarlo como mínimo una vez.

Asume que ya nada volverá a ser como antes.



Uno de los platillos que nos hizo vibrar el corazón fue el Pulpo a la brasa con mini patatas.

Una patita de pulpo con la cocción perfecta, el grosor justo y un sabor a humo casi indescriptible, me fascina. Las patatas aunque más mundanas, no dejaron de ser una delicia dignas de enmarcar en mi memoria.




Pero yo no iba a irme de allí sin mi Mollete de calamares con chili picante.

Una delicatessen que había fichado numerosas veces en Instagram y que tenía en mente desde antes de que existiera. Su versión del castizo bocata de calamares madrileño pasa por una estética mucho más refinada, en un bollito que se deshace y unos calamares estupendos tiernos como ellos solos.

Hubiese pedido otro y otros veinte más si me dejan pero nuestro objetivo era probar el máximo número de cosas posibles y por eso lo compartimos todo, aunque quiero matizar por si no se aprecia lo suficiente en las fotos que los tamaños son bastante reducidos. También es importante saber dónde uno está.

Es difícil reservar en la Bodega y sinceramente a mi que  me gusta mucho innovar, no se cuándo volveremos, pero lo haremos.



La Croqueta de jamón ibérico como era obvio, no decepcionó. Textura muy cremosa, cobertura crujiente y un sabor intenso pero delicado a jamón.

De las mejorcitas que he comido tal y como esperaba.



Finalizamos con algo de carne para que fuese bastante equilibrado, así que nos fuimos directos a por la Pluma ibérica ensartada Joselito, recomendación del camarero.

Exquisita y tierna carne en el perfecto punto de cocción para que quede muy jugosa pero sin estar cruda. Repetimos con el intenso sabor a brasa.

Muy bueno, aunque un poquetín más de pan clamaba al cielo.



El momento postres fue un mar de dudas pero finalmente nos decidimos por el Pijama Bodega 1900, que lleve el nombre de la casa siempre me inspira confianza porque el nombre propio de uno no se lo pone a cualquiera ¿verdad? además la mezcla de sabores y texturas prometía.

Compuesto de flan de maracuyá, espuma de coco, bola de helado de menta, trocitos con sabor a mango y bañado estratégicamente por un hilo de caramelo. Todo ello decorado a la perfección, como en el resto de las presentaciones.

Puedo deciros que lo que más sorprende cuando visitas un local de este nivel -al menos en mi caso- es que todos los sabores se viven y disfrutan con muchísima intensidad, las mezclas nunca se te habrían ocurrido en casa y en definitiva, transforman platos de toda la vida como el pijama que comíamos de niños en una nueva y deliciosa experiencia para el paladar.




Y esto es todo amigos!

Como veis raciones reducidas para poder picotear de aquí y de allá, seguramente en grupo todavía habríamos podido jugar más pero nos fuimos de allí satisfechos y acompañamos la jugada con un Vino tinto Montsant. Como podéis observar, no pedimos ni una sola lata de conserva porque el abanico es mucho más amplio así que no os quedéis con esa idea inicial.

Espero que os haya gustado tanto como a mi y si os picó el gusanillo por conocer más a fondo El Barri Adrià, también podéis leer las entradas de Tickets y Niño Viejo.

  • Por qué hay que ir? tenemos una gran suerte en Barcelona, aprovéchala y no dejes que sólo los guiris disfruten de nuestras maravillas.
  • Volvería? sí,sí y sí, vamos mañana? 
  • Moraleja ya decían en mi casa eso de que "al pot petit hi ha la bona confitura" así que relájate y no engullas, saborea.
  • Precio aproximado comida para dos con bebidas incluidas 90 euros en total, teniendo en cuenta que el vino ascendió a casi 20 euros creo que es bastante razonable para una ocasión especial.
  • Ubicación



BODEGA 1900
C/ Tamarit 91
Barcelona
93 325 26 59
Web